Yo fumo para no matar, aunque también me gustan los abrazos, pero de esos no venden en el kiosco...aunque no se dar abrazos , la gente lo hace por mi como si hubiera encontrado a su hijo extraviado en el super..y me imagino en esa secuencia..perdida en las góndolas, especialmente en la de juguetes....viajando a mi infancia, rió sin parar, la inocencia me aplasta las neuronas para no pensar en nada...luego camino a la sección de pesca..y me siento a lado de una caña de pescar imaginándome que alguien me rescata del maremoto que es la vida...camino por los pasillos, como algunos dulces provocandome mis primeras caries..que traerán como consecuencia mi fobia por el odontologo...converso con gente que trabaja ahí..y hasta con algunos que me piden sugerencia de que llevarse de recuerdo...hasta que siento que me llaman por el micrófono..que alguien reclama por mi ausencia, corro para llegar mas rápido por que repiten mi nombre sistemáticamente....hasta que suena el despertador, me ducho, y canto despacito para no despertar al perro, que sueña que sueña que le pasa lo mismo..-
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